Hay toda una categoría de lectores, sin duda la más copiosa, acaso de las mas autenticas, que van a experimentar un regocijo que llamaríamos triunfante, con la aparición de esta obra de Ernesto Silva Román: son los que leen para entretenerse, para olvidar sus malos ratos, son los que toman un libro como quien toma un avión , ansiosos de abandonar la tierra y volar entre nubes, entre fantasías, por los cielos lejanos, son todos los soñadores descontentos del planeta superficial y que le agregan, como pueden, otra dimensión, la fantasía.
Aquí tienen a sus héroes.
Desde lejanos tiempos, Silva Román ha poseído el instinto, y cultivado el arte del cuento que interesa la imaginación, y satisface la inteligencia. Ha sido su dote.
En el vasto y variado museo psicológico que forman los autores, éste se ha inclinado nunca al género descriptivo, lento, moroso: para él la acción rápida, el peligro, la sorpresa de los personajes que toman por caminos impensados y encuentran lo que menos podía imaginarse. Ahí está su terreno. Este incentivo de la curiosidad que termina o culmina en el azote de la sorpresa, tan desdeñado por una escuela caída en desuso, posee un poder mágico inextinguible que Silva Román ha desencadenado sobre nuestra literatura como, hasta ahora, pocos habían sido capaces de hacerlo.
La prosa fácil y flexible del consumado periodista le permite adaptarse a todas los tonos, y ceñir las situaciones más distintas, incluso inverosímiles, teniendo sobre todas el manto de la realidad.
Hay toda una categoría de lectores, sin duda la más copiosa, acaso de las mas autenticas, que van a experimentar un regocijo que llamaríamos triunfante, con la aparición de esta obra de Ernesto Silva Román: son los que leen para entretenerse, para olvidar sus malos ratos, son los que toman un libro como quien toma un avión , ansiosos de abandonar la tierra y volar entre nubes, entre fantasías, por los cielos lejanos, son todos los soñadores descontentos del planeta superficial y que le agregan, como pueden, otra dimensión, la fantasía.
Aquí tienen a sus héroes.
Desde lejanos tiempos, Silva Román ha poseído el instinto, y cultivado el arte del cuento que interesa la imaginación, y satisface la inteligencia. Ha sido su dote.
En el vasto y variado museo psicológico que forman los autores, éste se ha inclinado nunca al género descriptivo, lento, moroso: para él la acción rápida, el peligro, la sorpresa de los personajes que toman por caminos impensados y encuentran lo que menos podía imaginarse. Ahí está su terreno. Este incentivo de la curiosidad que termina o culmina en el azote de la sorpresa, tan desdeñado por una escuela caída en desuso, posee un poder mágico inextinguible que Silva Román ha desencadenado sobre nuestra literatura como, hasta ahora, pocos habían sido capaces de hacerlo.
La prosa fácil y flexible del consumado periodista le permite adaptarse a todas los tonos, y ceñir las situaciones más distintas, incluso inverosímiles, teniendo sobre todas el manto de la realidad.
Autor: Ernesto Silva Román Paperback, 193 pages Published 1948 by Empresa Editora Zig-Zag
Publicado bajo la dirección de Alone. Portada de Gustavo Carrasco Délano.